lunes, 31 de octubre de 2011

Pajareando por la Ribera del Tormes

Este sabado, un día de niebla fría que parecía pleno invierno, decidimos pasarnos por la ribera del Tormes a la altura de Huerta, zona bien conocida por nosotros y donde hemos anillado miles de pájaros.  
Ribera del Tormes desde Huerta
Despues del medio día, la niebla, tal y como esperábamos levantó, con lo que tuvimos realmente una tarde primaveral, donde solo nos indicaba que era otoño el precioso color dorado de mil matices que ya se comienza a apreciar en el bosque de ribera, cuyos límites cada vez son menos progresivos y mas bruscos.
Borde "radical" del bosque de ribera
Cogimos una senda habilitada a la orilla del río, y ya en el mismo pueblo empezamos a disfrutar de interesantes observaciones de aves. Multitud de ánades azulones, pollas de agua, garzas e incluso la garceta grande habitual, aguantaban sorprendentemente cerca pese a los pescadores y paseantes que poblaban las orillas, recordando por momentos esos paseos en Europa donde la gente iba a echar de comer a las aves silvestres en lugar de tirarles piedras, como se ha hecho aquí durante años. 
Bosque de Ribera del río Tormes al final de la Isla del Soto
Hay que indicar que toda la zona forma parte del LIC Riberas del Tormes y afluentes, debido a la calidad de conservación de las orillas del Tormes en toda esta zona (más información aquí). 
Multitud de pajarillos se afanaban en buscar comida por el soto, petirrojos, mosquiteros, carboneros, herrerillos, pinzones comunes...y ya estabamos a la espera de los pinzones reales, que suelen venir de visita en los inviernos mas duros y quien sabe si este año los tendremos aqui durmiendo de nuevo, como otros años anteriores. Mirlos y los invernales zorzales alirrojos y comunes se movían por el sotobosque, y un espectáculo de martines pescadores, hasta 7 juntos, persiguiendose gritando y a ratos pescando practicamente juntos. Mitos y reyezuelos se movían por la parte más alta de las copas, reclamando continuamente y avisando, con estridencia, del rápido y fugaz paso de un gavilán a ras de las copas de los árboles en busca de algún pajarillo despistado.
Varios de los cientos de azulones observados
La presencia de un visón americano también fue convenientemente avisada por unas pollas de agua, aunque fue decepcionante comprobar que no se trataba de la nutria, habitante habitual también en esta zona. Caminar sin hacer ruido por los bosques de ribera es un espectáculo, los sonidos te envuelven y formas parte del entorno. La brisa que mece los árboles, el murmullo del agua y de las hojas, cientos de pajarillos reclamando activos al levantarse la fría y húmeda niebla...
Cartel ¿quizás no lo suficientemente explicito?

Sin embargo a veces algo sucede que te despierta bruscamente del trance, como el paso de un "agradable"grupo de motos que atraviesan, impunemente, los caminos señalados con prohibiciones específicas de circulación de vehículos a motor.
Pareja de "fenomenos" saliendo del sendero hacia la carretera
Y no son motos eléctricas silenciosas, no, sino autenticas molestias sobre ruedas, que te obligan a salir del sendero y pasan a toda velocidad indistintamente que camines solo, en grupo, con niños o con perros...

miércoles, 26 de octubre de 2011

Pajareando por Las Quilamas

¡Al fin las lluvias!. Después de más de 5 largos meses de sequía y altas temperaturas, la primera borrasca del año ha dejado algo de agua en nuestros resecos campos. Las ganas de volver a oler la humedad y de respirar aire fresco me llevan a la sierra de las Quilamas, una de las joyas naturales de Salamanca.


Charco en un camino. Por la vegetación presente, es lo habitual
En esta ocasión, decido recorrer la zona occidental de la sierra, una de las zonas menos transitadas por los turistas, pero más castigadas por los trabajos forestales que han despojado a la sierra de sus antiguos bosques, por una sucesión de hileras de pinos en disposición militar. El  único interés que encontré al caminar entre estas repoblaciones, se redujo al puro placer de volver a disfrutar del otoño que parecía que nunca iba a llegar. 


Aspecto otoñal

 
La sucesión de pinares, casi todos jóvenes, y de matorral  bajo en las zonas deforestadas, apenas me ofreció nada interesante que observar. El color dorado del otoño, en las zonas donde los ingenieros no han logrado someter a fuerza de escavadoras la vida, aporta un tono de color y de vida en este paisaje arrasado. Carboneros garrapinos y herrerillos capuchinos en los pinares y currucas rabilargas y acentores comunes en los brezales, fueron todas mis modestas  observaciones en este primer tramo de la ruta.

Riscos tras la niebla

El intenso viento del sur que silbaba por toda la sierra y las nubes bajas, que por momentos ocultaban las laderas, ofrecían un espectáculo increíble con los vuelos fantasmagóricos de los buitres leonados y negros. Arrastrados por el viento, aparecían y desaparecían entre las oscuras nubes que apenas dejaron unas gotas de lluvia.

Valle de las Quilamas
Al llegar al collado, las nubes se fueron elevando y me permitieron disfrutar de la vista espectacular del valle de Las Quilamas. Como un secreto que se desvelaba ante mis ojos, el valle fue despejándose y pude ver su sucesión de riscos, manchas de monte mediterráneo y enormes canchales que caen desde las altas crestas cubriendo las laderas. Como un milagro de la naturaleza, los alcornoques y encinas surgen de entre las rocas, dando asiento a los inmensos nidos del buitre negro, joya ornitológica de esta sierra.
Caídos de entre las nubes, van apareciendo las parejas de buitre negro, para dar rienda suelta a sus vuelos de cortejo. El largo periodo de cría de esta especie, obliga a adelantar sus amoríos a estas fechas tan tempraneras. Apenas ha volado el negro pollo del nido, los adultos se ven obligados a retomar su ciclo reproductor para dar una oportunidad a su único pollo para que pueda volar y coger experiencia, antes de que la llegada del invierno, le prive de la comida que necesita para sobrevivir. Los solitarios vuelos de las parejas de este gigante, nos cuentan que el ciclo de la vida no puede permitirse parar, ni siquiera durante la estación más adversa.
Vista del Campo Charro desde la Sierra de las Quilamas
Con la apertura del día, poco a poco, fueron descubriéndose algunos de los tesoros de esta sierra mágica. Como un relámpago, el macho de la pareja de águila real que domina estas tierras, surge de entre las nubes. Aplastado contra la ladera por el intenso viento, sale del valle para perderse sobre la dehesa del Campo Charro. Aún quedan varios meses para que comience su periodo reproductor la reina de estos cielos serranos. Con la llegada del nuevo año, retomará sus vuelos acrobáticos, reclamando la posesión de estos valles.
Descortezamiento provocado por los ciervos
Las nubes que se abrazan a las laderas, parecen querer ocultar el cielo que hasta hace pocas semanas surcaban cigüeñas negras y alimoches. Sus siluetas estivales han sido sustituidas para las del norteño milano real y por los vuelos kamikaces de los pequeños gavilanes, recién llegados desde los bosques del centro y norte de Europa. El coro de cantos primaverales que llenaba de música estos paisajes, se ha convertido en monótonas llamadas de bisbitas y alondras que buscan refugio frente al azote del viento entre los ralos brezales y escobonales.
Castillo de las Quilamas

martes, 25 de octubre de 2011

SENDEROS ORNITOLÓGICOS DE MONLERAS

Enclavado en el área de influencia del Bajo Tormes, Monleras ha sabido conservar gran parte de su patrimonio natural y cultural. Esto se refleja en la rica población de aves que se reparten por sus encinares y fresnedas, campos de cultivo o áreas desarboladas; incluso en el propio casco urbano.

Iglesia de monleras

Se presentan aqui tres rutas, senderos ornitológicos ideados para hacer las delicias de los amantes de los paseos, y de las aves que iremos descubriendo al caminar tranquilos. 
Pared de piedras
 Las tres rutas arrancan en el pueblo y las tres terminan en el observatorio de aves que hemos instalado en el humedal artificial, asociado a la nueva depuradora de la localidad, basada en sistema de filtros verdes.
Panel principal de las rutas, en la entrada del pueblo


 Las tres rutas están descritas en el panel principal, en un plano general. Son rutas sencillas, de dificultad baja.
Descripción de las tres rutas
A lo largo del camino se han instalado señales indicativas de dirección, y paneles de aves con fantásticas fotos de Miguel Rouco, Ángel González y Juan Sagardía.

Flecha de señalización de la ruta de la Rivera del Villar

Panel recién instalado, con las aves del encinar 



Panel de aves instalado en el recorrido
En el interior del observatorio, se han instalado a su vez dos paneles con dibujos de Juan José Ramos, con las aves más comunes del humedal. El panel principal también tiene dibujos de Arturo Miñana.
Observatorio y nuevo humedal recién lleno de agua 
Pequeñas aves del humedal. Panel instalado en el interior del observatorio

Por último, como guía de todos los visitantes, se ha editado un tríptico informativo indicando los datos más interesantes, con los recorridos y recomendaciones para hacer más agradable el paseo.

Portada del folleto explicativo

viernes, 21 de octubre de 2011

Las Aves cerca de ti

Portada de la publicación
 
La publicación de libros referidos a las aves y a su observación, sigue siendo hoy en día, algo poco habitual y ,más aun, en publicaciones como esta que queremos compartir con vosotros.  
Las aves cerca de ti, centro y este de Salamanca 
Realizado conjuntamente por Iberiabird Medioambiente y por Salamati, ofrece un enfoque completamente nuevo al de cualquier publicación anterior relacionada con la naturaleza salmantina. Lejos de ser una mera recopilación de citas y de fotos de aves, en sus 32 páginas, no solo aprendemos sobre las principales aves y paisajes de Salamanca, sino sobretodo, y esto es lo realmente interesante, pone en valor a las aves y a su observación, como un nuevo recurso económico, sostenible y capaz de crear empleo, allí donde hemos sido capaces de conservar el patrimonio natural que nos rodea.

Consejos para disfrutar y conservar las aves

En este empeño de convertir a las aves en un nuevo recurso turístico, surge en Castilla y León, el Proyecto TRINO (Turismo rural, de interior y de ornitología). La apuesta económica de los Grupos de Acción Local ADRECAG, ADRISS Y NORDESTE DE SALAMANCA permite que este proyecto se materialice en esta publicación y en una completa programación de actividades de puesta en valor de las aves de nuestro entorno más cercano.
Las aves cerca de ti, nos acerca a través de diferentes capítulos, a las aves y paisajes salmantinos más característicos, incitándonos a conocerlos y a disfrutarlos como el auténtico tesoro que realmente son, ofreciéndonos trucos y consejos, para descubrir los pequeños y grandes tesoros naturales que acogen nuestras dehesas, sierras, llanuras y aguazales.


Trucos pajareros

De forma concisa, aborda el surgimiento de un nuevo tipo de turismo que busca observar aves y que tiene unas peculiaridades, que debemos considerar a la hora de satisfacer a un tipo de visitante que se aleja del turista clásico. Saber conservar nuestros recursos y ofrecerlos de forma atractiva, son la premisa para esta oportunidad de desarrollo que debe ser un revulsivo para la maltrecha economía de nuestras zonas rurales.
Incluye una pequeña guía de las especies más comunes, con  atarctivas ilustraciones de Juan José Ramos y Arturo Miñana, así como un listado de las aves que pueden verse en nuestro entorno.


Miniguía de aves comunes y Listado de aves

Uno de sus capítulos más interesantes, nos redescubre, la estrecha relación que el ser humano ha mantenido ,a lo largo de los tiempos, con estos seres alados con los cuales compartimos el terruño más cercano. 

De esta comunidad entre especies, surgió una cultura popular que se plasma en multitud de canciones, refranes y en un sinfín de nombres vulgares, que con sus sabias palabras, nos hablan de un cercana y perdida relación con la Naturaleza que nos acoge.


 
Aves por tradición y nombres populares de la zona

miércoles, 19 de octubre de 2011

Paseo Ornitológico por Berrocal de Salvatierra

Las dehesas y pastizales que rodean la localidad de Berrocal de Salvatierra son el marco de nuestro segundo Paseo Ornitológico por la Naturaleza Salmantina. Nuevamente, disfrutamos de un día plenamente veraniego con casi 30 grados en las horas centrales del día y un espléndido cielo azul.
Inicio del paseo junto al Ayuntamiento de Berrocal
Nuestro punto de partida fue la iglesia que corona esta pequeña localidad. Desde este mirador natural, contemplamos una amplia panorámica de las sierras salmantinas y avulenses. A lo largo de los 7 kilómetros de paseo, recorremos una sucesión de dehesas, pastizales y la ribera, del ahora seco, rió Alhándiga.

Valle del río Alhándiga desde la iglesia de Berrocal
A pesar de que nuestro grupo era bastante numeroso y del sorprendente calor  de estos primeros días del otoño, fueron muchas las aves que pudimos ver en esta época de plena migración posnupcial. En un amplio frente de migración que cubre toda la península, millones de pequeños paseriformes buscan comida o, simplemente, un breve descanso, en pleno viaje desde sus zonas de nidificación, en el centro y norte de Europa, hasta sus cuarteles de invernada en tierras de África. Las orlas de zarzas y carrascos que, aún escoltan, algunos tramos de nuestra ruta, sirven de descanso a los copiosos bandos de estos viajeros incansables y nos permiten acercarnos, sin molestar, a su quehacer diario.
Una parada en el camino para ver aves

Vicente enseñando en la guía los papamoscas cerrojillos que acabamos de ver
 Más escasos y llamativos resultan los milanos reales, protagonistas destacados de nuestras jornadas de campo durante los largos meses de frío. También en pleno viaje migratorio, ejemplares solitarios y pequeños grupos vuelven a verse por estas fechas por nuestras tierras. Su silueta estilizada y sus estridentes chillidos llenan los cielos del otoño e invierno castellano. En el llano paisaje meseteño, los solitarios y espigados bosquetes de álamos, albergan los dormideros invernales de esta amenazada especie. Desde no se sabe bien dónde, van llegando, solitarios, los inmensos milanos. Con sus vuelos acrobáticos, buscarán entre los desnudos álamos, la rama protectora donde pasarán la gélida noche en compañía de otros milanos y, quizá, de los también vocingleros, cuervos y cornejas. Con la noche ya caída, el cárabo, que comienza su “día” con las últimas luces, observa cauteloso, la llegada de algún milano rezagado.
Silueta característica del milano real
 Transcurridas unas horas desde el amanecer, los rayos del sol van calentando el suelo y el aire. Será en este momento, cuando los inmensos buitres leonados y negros, retomen su actividad. Ya sea desde los altos riscos de la sierra o, quizá, desde la encina donde el buitre tuvo que pasar la noche, sorprendido el día anterior por la desaparición de las corrientes térmicas, los sanitarios del campo salmantino se elevan, sin tener que dar un solo golpe de alas, sobre estas invisibles columnas de aire.  
Corona de buitres levantando desde las sierras cercanas
 Junto a ellos, pudimos descubrir el vuelo de una rezagada cigüeña negra, que tenemos la gran suerte de poder disfrutar sin siquiera usar nuestros prismáticos. Como un fantasma, se pierde sobre las mismas copas de los árboles desde los que apareció elegante y discreta. En su deambular entre las últimas charcas que la sequía no ha llegado a secar, quizá encuentre a alguna congénere, con la que retomar un largo viaje migratorio que le llevará hasta las marismas del Guadalquivir o, quién sabe, si a las sabanas del león africano.
Cigueña negra sobrevolando la zona
 
Más modestos, los ratoneros comunes encuentran en nuestras dehesas todo lo que necesitan para sobrevivir. Desde las mismas corrientes que elevan a otras rapaces o desde alguna encina o roble asomada al claro del bosque, el ratonero busca los roedores que le sirven de sustento. Sin embargo, no deberá confiarse. Las peleonas parejas de cornejas, no cesarán de acosarle, obligándole a buscar la protección de la espesura.
Collalba gris en una pequeña rastrojera junto al camino

lunes, 10 de octubre de 2011

Paseo ornitológico por La Honfría. Linares de Riofrio


El bosque de la Honfría, en la sierra de Las Quilamas, ha sido el lugar elegido para realizar nuestro cuarto Paseo Ornitológico dentro del proyecto TRINO. Partiendo de la localidad de Linares de Riofrío hemos seguido un conocido paseo a través del bosque de La Honfría. Los densos bosques de robles, castaños, sauces, álamos, nogales y cerezos nos han ido acompañando a lo largo de este delicioso paseo que serpentea por las espesuras de uno de los mejores bosques de la provincia. En sus espesuras casi selváticas, hemos ido descubriendo a algunos de sus discretos habitantes. 
Buitre negro


Buitre leonado
  
Nuestro paseo no pudo tener un mejor inicio. Sin haber abandonado las últimas casas del pueblo, pudimos maravillarnos con una corona de buitres negros y leonados que pesadamente remontaban el vuelo cerca del pico Cervero
Como ocurre aún en muchos pequeños pueblos, una orla de pequeños huertos rodea la localidad, convirtiéndose, en uno de los mejores lugares para disfrutar de las aves. Aquí tuvimos nuestras primeras observaciones: Pequeños bandos de estorninos negros buscando el resguardo del pueblo, herrerillos comunes picoteando las cortezas de los árboles en busca de larvas de insectos y un confiado papamoscas cerrojillo, que utilizaba una valla de un jardín, como oteadero para capturar los insectos que retomaban su actividad al calor de los primeros rayos del sol.


Disfrutamos de algunas mariposas como esta "mariposa de los muros"
Otra de las especies que pudimos ver en este primer tramo del paseo, fue el vocinglero arrendajo. Sin necesitar la ayuda de nuestros prismáticos, pudimos disfrutar de las idas y venidas, de estos inteligentes córvidos, a la copa de un roble para alimentarse de sus deliciosas bellotas. Repetidamente, pudimos ver como los arrendajos se llevaban en su pico los voluminosos frutos. Esta beneficiosa ave, tiene la inteligente costumbre de enterrar numerosas bellotas por todo el bosque, para que durante los largos meses de invierno, puedan servirle de alimento. Algunas de estas bellotas quedan olvidadas y, con la llegada de la primavera, se convierten en futuros árboles que contribuyen a la regeneración del bosque y a recuperar sus perdidos dominios. 
Paseando por la Honfría
Siguiendo el paseo, aves tan bonitas como el trepador azul y los pinzones vulgares, fueron apareciendo discretamente. La espesura del bosque nos dificultó seriamente la observación de aves, pero nos dio la oportunidad de recuperar el placer de escuchar, dejándonos llevar por los sonidos del bosque. El silencio y la paciencia nos permitieron descubrir a los pequeños y no tan pequeños habitantes de esta sierra de Las Quilamas, todavía hoy, poco conocida dentro de la provincia y que guarda auténticos tesoros naturales como el buitre negro, el águila real, el alimoche, la cigüeña negra y, quién sabe, si escondido en la más intrincada espesura del bosque protector,  a la joya de la fauna española: El lince ibérico. 
Observando un grupo de pinzones y un par de mirlos en el camino

Mirlos rebuscando insectos y frutillos entre la hojarasca del sotobosque; tímidos petirrojos saltando aquí y allá; majestuosos buitres negros cruzando fugaces entre los claros del cielo del bosque, fueron otros de nuestros compañeros de un luminoso día de otoño recién llegado. Y para rematar el día con una sorpresa, una acrobática ardilla recopilando avellanas y otros frutos que este bosque generoso regala a todas sus criaturas.  
Guillermo explicandonos en pleno bosque


Uno de los líquenes localizados, la Lobaria pulmonaria
El axfisiante abrazo de la hiedra


Son estos días de mucho ajetreo en el bosque. La ya no tan lejana llegada del invierno, obliga a  reponer fuerzas para afrontar los largos meses de escasez que se avecinan, antes de la llegada de una nueva primavera, que volverá a llenar de vida nuestros campos.

viernes, 7 de octubre de 2011

Pajareando por el sur de Valladolid



Salir a pajarear al campo no es siempre una experiencia gratificante y llena de momentos inolvidables. En la última de las visitas de verano del Proyecto GANGA, (Proyecto elaborado por SEO/BirdLife) a finales de septiembre, hemos podido comprobar la penosa situación de muchas de nuestras aves. Después de muchas horas de paseo campo a través y de muchos kilómetros de coche por caminos del sur de Valladolid, nos hemos ido a casa con la certeza de que la mayor parte de las aves asociadas a medios agrícolas  están desapareciendo a pasos agigantados.
Aspecto de muchos de nuestros campos, sin refugio ni alimento

6 horas de campo y apenas 50 calandrias, una alondra, un puñado de cogujadas comunes y el paso, más modesto que el de días atrás, de collalbas grises o mosquiteros. 
Una de las escasas collalbas grises, ya finalizando el  paso
La falta de lluvias y el calor inusual para estas fechas, está acentuando los problemas ya conocidos de nuestro campo.
Desde que la cosecha fue recogida a finales de julio, el campo ha dejado de ofrecer el refugio y el alimento que las especies necesitan para sobrevivir. La intensificación de la agricultura ha llevado a la desaparición de las lindes que antaño separaban los campos de cultivo, ofreciendo refugio para las polladas de las perdices y para los nidos de las tórtolas. Las riberas que con sus orlas de zarzas proporcionaban alimento y cobertura vegetal en pleno verano, han sido canalizadas y despojadas de su vegetación con la excusa de no servir de refugio a topillos y otros animales dañinos y para facilitar la circulación de unos arroyos, que ya hace muchos años, no presentan agua de forma regular debido a la sobreexplotación de las aguas subterráneas; Los lavajos y charcas que hervían  de vida en la primavera, se han secado al hundirse el nivel freático sobre el que se sostenían, debido a la proliferación de cultivos de regadío, que en pleno desierto castellano, extraen de los acuíferos millones de litros de agua cada año; 
Aspecto de los oasis actuales de nuestros campos. Charcos provocados por regadíos
La utilización abusiva de herbicidas, pesticidas, funguicidas, insecticidas y abonos químicos han contaminado gravemente el suelo y el agua de muchos campos, matando a muchas especies o privándolas de su alimento; El uso de venenos para el supuesto control de depredadores y una presión cinegética no acorde con la situación actual de todas las especies de caza, no hacen más que agravar una situación que parece irreversible.

Aspecto de barbechos, últimos refugios de alondras, calandrias o cogujadas. Este en concreto sufría una intensidad muy elevada de pastoreo

miércoles, 5 de octubre de 2011

PASEO ORNITOLÓGICO. PUENTE DE LA MALENA


     Comienza con la excursión de hoy, una serie de Paseos Ornitológicos que nos llevarán por los rincones naturales más hermosos de Salamanca para conocer todas las aves que habitan sus paisajes. Este proyecto no podía iniciarse en un paraje más atractivo que la sierra de Béjar que, ya antes de acabar el verano, deja ver en sus bosques infinitos, la llegada de las primeras huellas del otoño. El mismo aire fresco que nos sorprende durante las primeras horas de la mañana, irá llenando de colores sus laderas y valles. 

PASEO ORNITOLOGICO POR GEMA

El tercero de nuestros Paseos Ornitológicos del proyecto TRINO, nos lleva a la pequeña localidad de Gema, pedanía de Yecla de Yeltes. Como en los anteriores paseos, el fresco de la mañana va dejando paso al sorpréndete calor de este largo verano.
Partiendo de la iglesia del pueblo seguimos un camino que nos lleva hasta las orillas resecas del río Huebra. El paisaje por el que cruzamos es una mezcla de dehesas de robles y encinas dedicadas al pastoreo de ganado vacuno.

Molino de la Tomasa al final del recorrido, en primavera
Desde nuestros primeros pasos comenzamos a observar aves como los estorninos negros y los colirrojos tizones en los huertos y solares abandonados de la localidad. En la espadaña de la iglesia y en algunas casas cercanas, se localizan los nidos de  varias parejas de cigüeña blanca que llenan con sus vuelos y  crotoreos los cielos durante la primavera. 

Observando aves a la salida de gema
 Dejando atrás los últimos corrales de piedra, tomamos un camino polvoriento enmarcado por densas orlas de zarzas donde localizamos a especies como el herrerillo común o a los abundantes pinzones vulgares picoteando en los pastos  agostados y en el propio camino que vamos siguiendo. Otras aves, como las tórtolas turcas y las palomas torcaces, nos sorprenden con su vuelo asustado a nuestro paso.
La sequía del verano, acentuada con las altas temperaturas y la ausencia total de lluvia de este mes de septiembre, convierten en un tesoro hasta el charco más pequeño. Después de recorrer muchas charcas y arroyos secos, encontramos un pequeño charco que atrae como un imán a todas las aves de la zona. 

Pequeño charco en un arroyo, con orla de zarzas
A tan solo unos metros de nuestro grupo van apareciendo multitud de aves. Entre los agresivos gorriones comunes que quieren controlar el acceso al agua, se van colando pájaros comunes, como los pinzones vulgares y los mosquiteros y otros, mucho más escasos y tímidos, como el escribano soteño. Colgados desde las ramas que protegen del sol el charco, se van descolgando herrerillos y currucas capirotadas. Pardillos comunes, jilgueros y desconfiadas cogujadas comunes surgen de entre la maraña para beber y volver a desaparecer. Aunque estamos seguros que quedaron muchas especies por beber, y observar, decidimos retomar la marcha en busca de otras aves más desconfiadas y que nunca, se acercarían al charco estando nosotros prácticamente pegados a su orilla.

Aqui estamos viendo diferentes especies de aves bajando a beber

Esto nos permitió descubrir un bando mixto de rabilargos y arrendajos, que revoloteaban nerviosos entre las copas de las encinas, quizá en busca de bellotas o simplemente buscando la protección de la altura al vernos descender hasta el río.

Continuando el camino nos sorprendimos con la capacidad críptica o de camuflaje de algunas aves, como las alondras o cogujadas
Cogujada camuflada, prácticamente invisible

Vista mas de cerca

Desde un punto alto que domina el cauce del Huebra, prospectamos con la ayuda de nuestros prismáticos una poza cortada del río donde buscan alimento varias lavanderas blancas y un solitario andarríos grande. En las piedras que sobresalen del agua verde, descubrimos los excrementos que han dejado las nutrias para reclamar la posesión del territorio frente a otros congéneres. Ante la posibilidad de localizar una nutria, el grupo entero busca, afanosamente, río arriba y río abajo a este hermoso animal. Por supuesto, no fuimos capaces de localizarlo y empezamos a fantasear con cómo sería poder descubrirlo pescando o descansando tranquilamente. Otra vez será.
Pasarela de piedra en el molino, sobre el "río" Huebra
Ya en las orillas del Huebra, paseamos en busca de alguna otra ave que por allí se pudiera observar. La presencia de otros paseantes debió de alejar a las garzas que habitualmente pueden verse es estos últimos charcos de agua. Sí, que tuvimos suerte, al localizar a un martín pescador posado en una roca a la orilla del río. Como es habitual en esta especie, la observación fue fugaz y algunos de los miembros del grupo no tuvieron la suerte de verlo.

Ranas comunes, de la poca fauna que aguanta en los escasos charcos
Siendo este el punto final del recorrido, decidimos desandar nuestros pasos y volver al punto de partida. Durante el regreso aparecieron los primeros buitres leonados del día, con un solitario buitre negro entre ellos, aprovechando las corrientes térmicas que el sol del mediodía comenzaba a levantar. Más adelante, surgió otra de las especies típicas de estos paisajes y que hasta ese momento, no habíamos tenido la oportunidad de ver: el milano real.

 
Milano real
Dos ejemplares volando a escasa altura nos permitieron observar con calma su típico vuelo de planeo y su inconfundible cola ahorquillada. Su fugaz paso nos permitió comentar su preocupante declive poblacional y las razones de su alarmante disminución: el uso de venenos para la caza, la electrocución en tendidos eléctricos y los disparos intencionados están llevando a la ruina a una especie que, hasta hace pocos años, era muy abundante en nuestros campos castellanos.

Retomando nuestro camino, volvimos a parar en el mismo charco que horas antes nos había permitido observar multitud de pequeños pajarillos, deseando descubrir nuevos tesoros alados.
En la parte final de nuestro paseo se dejaron ver menos aves debido, seguramente, al intenso calor del mediodía. En el último tramo de nuestro paseo aprovechamos a buscar alguna mora que no estuviera seca y a hacer planes para volver a vernos en futuras rutas.