miércoles, 30 de mayo de 2012

Viejos amigos


Después de mucho tiempo, he vuelto a pasear por uno de los mejores lugares de la provincia de Salamanca para ver aves: las riberas del río Tormes a su paso por la capital. Para lo bueno y para lo malo, casi todo parece seguir en el mismo lugar que lo dejé hace varios años. El intenso y maravilloso trabajo en los arribes del Duero, de estos últimos 8 años, me ha impedido recorrer sus orillas. Por trabajo y por pasión, cambié los bosques de ribera por los cañones infinitos del Duero, el Huebra, el Águeda y todas una serie de afluentes salmantinos que han creado la red de cañones más importante de Europa. Con todo el dolor de mi corazón, ahora me ha tocado despedirme de mis amigas las águilas perdiceras y de todas las aves increíbles que allí se refugian.
Buscando volver a reencontrarme con mis viejos amigos del Tormes, esta última semana he dado dos paseos cortos por las orillas que ya quieren dar la bienvenida a la primavera. Entre vertidos y basura, los sauces, álamos y algún aliso superviviente, comienzan a vestirse de verde. Entre copas y eneales aún tumbados, ya han llegado los pajarillos que han pasado el invierno europeo entre leones y jirafas. Multitud de mosquiteros y currucas capirotadas revolotean detrás de los muchos insectos que se calientan con los primeros rayos de la primavera. Otros incansables viajeros, como el ruiseñor, ya alegran las riberas y parques de la ciudad. Después de tantos meses de silencio, es un placer volver a escucha sus notas de amor.

Miguel Rouco
Carricerín común (Foto Miguel Rouco)


Otros pajarillos preciosos están llegando estos días de sus viajes prodigiosos. Escondido entre la vegetación, un pequeño carricerín común rebusca, como un ratoncillo, insectos entre las cañas secas. Después de una breve tormenta, y al calor de los rayos que se escapan entre las nubes, este pajarillo recupera fuerzas antes de reemprender la marcha hasta las riberas de algún lago o río europeo, donde tratará de perpetuar a la especie. Mucho cuidado deberá tener en esta peligrosa parada. Las fértiles y sucias riberas del Tormes, están infestadas de la peor peste (con excepción del ser humano) que han sufrido las aves españolas: el visón americano. Este ágil, bonito y dañino animal, ha ocupado hasta la última isla, playa y maraña de los ríos y lagunas de media España. Viéndole deslizarse entre la maraña que forman las eneas y carrizos, resulta fácil comprender como este pequeño animal, ha podido exterminar a gran parte de nuestras aves. Su estrategia vital consiste en ocupar el espacio que queda “vació" de depredadores en Europa. Después de muchos miles de años de interrelaciones con sus depredadores, las aves y muchos mamíferos, aprendieron que el espacio de vegetación que quedaba entre las aguas abiertas, que patrullaba la nutria, y la primera línea de vegetación lacustre, que recorrían concienzudamente zorros, turones y garduñas, era un pequeño oasis de tranquilidad donde esconder sus preciados nidos. Hasta la llegada de la peste del visón, avetorillos, pollas de aguas y polluelas, patos, carriceros y buscarlas, escondían sus polladas en la seguridad de estas malezas. La sombra de la vegetación y los insectos que proliferaban en la humedad de su espesura, proporcionaban escondite y comida para ellos y sus indefensas crías. Hasta no hace mucho, las riberas bullían de trompeteos y parecían estremecerse con el paso discreto de las familias de pajarillos. Sólo para cruzar de una a otra mata, las familias se dejaban ver atravesando a la carrera, los caños abiertos entre la vegetación por las crecidas puntuales del río. Era entonces cuando se podía sorprender a los negros pollos del rascón y a las despelujadas crías de las pollas de agua. Una carrera y un chillido estridente, y de nuevo desaparecían entre la vegetación. La llegada del visón americano a finales de los años 80, ha arrasado definitivamente con el paraíso. Su cuerpo escurridizo, su rapidez y su agresividad ha saqueado a toda una comunidad de animales que llenaban de vida nuestros ríos. También las islas desnudas que aparecían con la sequía estival, han sido invadidas por el visón. Con su llegada, se perdió el hogar de chorlitejos y andarríos. Se acabaron los vuelos rasantes, las llamadas lastimeras y el "teatro" de estos pajarillos. Cuando era un chaval, todavía conocía a una familia de chorlitejos que criaba en una playa de guijarros de la Aldehuela. Todos los veranos me acercaba para disfrutar con sus actuaciones de distracción. Fingiendo estar heridos, me dejaba engañar por los adultos que me alejaban de su nido. Cuando ya consideraban que me había distanciado lo suficiente, como por arte de magia se recuperaban de sus heridas y se elevaban chillando satisfechos. Un placer que ya hace casi una década que no se puede ver por Salamanca. Muchos fueron los veranos de sol que disfrute con esta familia.

Chorlitejo chico (Foto Miguel Rouco)


Con la frustración inmensa de no poder encontrar una sola piedra con la que descalabrar al visón, decidí seguir el paseo y buscar a los viejos amigos que tantas buenas tardes de pajareo me hicieron pasar. Llegando al espantoso puente Príncipe de Asturias, o como se quiera llamar, me reencontré de golpe con algunos de esos queridos amigos. Recién llegada de África, una curruca zarzera salió del zarzal que tenía justo delante de mí. Sin importarle mi presencia, se lanzó al suelo para comer los insectos que con la humedad pululaban por todas partes. A escasos metros, otro pajarillo se encaramó en lo alto de una enea tronchada para entonar su canto. ¡Un pechiazul!. Aunque parda como el agua estancada, fue un verdadero placer volver a ver sus saltos. Muchos años han pasado desde la última vez que vi a esta ave alpina en las orillas del Tormes.

Pájaro moscón (Foto Miguel Rouco)


Desde este momento hasta que cayó la noche, pájaros por todas partes. Un silbido ahogado, y entre las hojas incipientes de un álamo apareció una hembra de pájaro moscón. En esta ocasión sólo buscaba comida y no pude verle formar los mechones de “lana” con los que, en breve, hará su nido en forma de vasija; Herrerillos, carboneros y mitos saltaban entre las ramas más finas de las copas; mirlos correteando por el fango de las orillas; bandos de golondrinas cazando en vuelo rasante sobre las copas; una pareja de martines pescadores persiguiéndose río arriba y río abajo.
Una hora antes del anochecer, la gran isla del puente del tren, se llenó de las aves que allí pasan la noche. Cientos y cientos de palomas torcaces fueron llegando desde todas las direcciones. Más pequeño, y mucho más valioso, es el dormidero de grajillas. Hasta los “pequeños cuervos” son cada día más escasos. Entre 300 y 400 ejemplares forman el dormidero conocido más importante de la provincia. En pequeños bandos, y siempre en pareja, fueron saltando de arboleda en arboleda, hasta descansar en el corazón de la isla principal.

Miguel Rouco
Martinete (Foto Miguel Rouco)


Otras especies que se pueden ver en este santuario de vida, son las garzas. El canal que parte en dos esta ribera, sirve de dormidero a unas 250 garcillas bueyeras, a unas 35 garcetas comunes y a una solitaria garceta grande que siempre parece llegar de noche. Justo cuando ellas llegan para descansar, un martinete, ya coronado por un mechón de largas plumas, se levanta de la orilla para comenzar su “día”. Sobre él, un despistado milano negro que desciende el río con noche cerrada. El estruendo de los miles de estorninos que duermen en el parque fluvial cierra este día de reencuentros. Dentro de un par de semanas volveré para buscar a los tardíos avetorillos y carriceros. Esta ver lo haré con un tirachinas por si hay suerte y  se cruza el puñetero visón.


domingo, 27 de mayo de 2012

Turismo Ornitológico en Salamanca. Ledesma

Como esperábamos, nuestra ruta de turismo ornitológico en Ledesma no ha decepcionado. La combinación de aves urbanas, ribereñas y forestales, con un entorno histórico y natural de la belleza de esta histórica localidad, ha sido una verdadera gozada ornitológica.
Iglesia de Ledesma. Punto de interés ornitológico
Sin haber salido de su casco urbano, tuvimos las primeras observaciones de interés. 





Revoloteando sobre los tejados fueron apareciendo los inquietos cernícalos primillas con sus vuelos, chillidos y cópulas. Grajillas, vencejos, golondrinas comunes y hasta una pareja de colirrojos tizones en su ir y venir de su nido, fueron otras de las aves que han sabido adaptarse a nuestra presencia.
La mañana empezó muy bien sin movernos de la plaza de la iglesia
A poco más de 100 metros del corazón de la ciudad, se encuentra un paseo que se asoma al río Tormes y permite dominar una amplia panorámica de su curso zigzagueante perdiéndose entre dehesas. 
Comenzando el Paseo
Simplemente, con haber dedicado la mañana a pasear a lo largo de su mirador, habría sido suficiente para irnos satisfechos con todos las observaciones que allí hicimos.
Vista desde "Los cuestos"
 Los “cuestos” que unen el mirador con el río, están cubiertos de una densa vegetación de almendros, nogales, fresnos, saúcos y álamos negros por donde cantaban y se alimentaban pájaros de todos los colores y formas. 
En los cuestos, atento a lo que saltara
Pardillos y jilgueros cantando confiados desde las copas; ruiseñores comunes y currucas capirotadas escondidos en el corazón de la maleza; 
las golondrinas comunes y sus primas las dauricas, muy abundantes
colirrojos tizones y gorriones comunes asomados por entre las grietas de la muralla o subidos a un tejado; vuelos acrobáticos de golondrinas dauricas y de aviones comunes en busca de los insectos que despertaba el sol.
Alguno de los habitantes de "Los Cuestos"
Y más detrás
El dorado vuelo de las oropéndolas; los corros de escandalosos vencejos; las pasadas rasantes de los milanos negros y reales en busca de algún pajarillo despistado por el frenesí de la primavera; el vuelo altísimo de buitres leonados y negros; el destello azul del roquero solitario; el arco iris del abejaruco; una grajilla arrancado pedazos de plástico de una bolsa con los que forrar su nido; 
la colonia de gorriones chillones del puente viejo; el cruce fugaz de una lejana nutria y hasta la pesca de un solitario martinete que parecía querer comer algo antes de pasar el día escondido entre las ramas de un viejo álamo.
Martinete pescando a la sombra de un álamo
Siguiendo el curso del río, nos acercamos a la Aldehuela de Ledesma para seguir viendo algunas de las aves acuáticas que por allí se encuentran. Subidos a las rocas que asomaban sobre el agua, algunos machos de ánades reales sesteaban tranquilos al sol. En las pesqueras que represan el río, las garzas reales esperaban pacientes el paso de los peces. Poco más abajo, cuando el curso del Tormes queda embalsado por otra de las muchas represas naturales que crea con su labor de erosión y sedimentación, se extiende una amplia superficie de aguas tranquilas que sirve de escenario para los bailes de la pareja de somormujos lavancos de la zona. 
Azulones y somormujos
Salvado este dique natural, el río ha creado una serie de islas y canales que el bosque de ribera ha cubierto como una manta verde. La tranquilidad de este rincón ha permitido que milanos, águilas calzadas y cigüeñas ubiquen sus nidos. Con la primavera tan avanzada, ya asoman, por los bordes de estas inmensas moles, pequeños pollos blancos que comienzan a ejercitar las alas que les llevarán, al final del verano, a emprender un peligroso viaje que atravesará el mar y el desierto hasta más al sur del Sahara.
Uno de los pocos nidos con pollos...este año no ha sido muy bueno para la cigueña
 Subidos a las ramas más altas de los tupidos espadañales que ciegan los canales de este laberinto de islas, se enseñorean los carriceros tordales. Con su canto atronador, defienden pequeñas parcelas de territorio que bullen de insectos. A sus pies, los más pequeños carriceros comunes, se pelean y persiguen en el corazón de la maraña. 
Un año más y con muchos miles de kilómetros en sus alas, volverán a construir sus nidos en forma de cesta. Con maestría entrelazarán varias eneas para sacar adelante a sus copiosas polladas. Las nubes de insectos que pululan sobre la corriente y entre las aguas retenidas por la ribera, serán la base de su alimentación y de otros muchos pequeños pájaros. Ruiseñores bastardos y zarzeros entre las tupidas orillas y golondrinas comunes y daúricas y aviones comunes y zapadores en vuelo rasante sobre la corriente, pasan la primavera y verano alimentándose de este maná.
¿Donde está?

En posición acrobática
Uno de los muchos árboles de estas orillas fue elegido por una pareja de picos picapinos para construir su nido. A placer pudimos ver sus vuelos entre una orilla y otra y los turnos que macho y hembra realizaban para tallar en la blanda madera. Las labores de construcción de su refugio sirvieron de despedida para este fantástico paseo.
No a todo el mundo le gustan los pájaros en su casa...
En la Muralla nos descubrieron que los canteros en su día, pensaban en otro tipo de "pájaros"...
 ya se van acabando las oportunidades para acompañarnos en estos paseos ornitológicos.
El próximo fin de semana, ración doble. El sábado, a las 20:00 en Pereña de la Ribera, perfecto para acabar el día en la zona. 
Inscripción gratuita y reservas en ADEZOS.
El domingo, a las 9:00 en San Pedro de Rozados, un tramo de la Vía de la Plata. información e inscripciones en ADRECAG.
¡¡¡Os Esperamos!!! 

Gracias por entrar y comentar

viernes, 25 de mayo de 2012

Turismo Ornitológico en Salamanca. Huerta


El turismo ornitológico se está convirtiendo, poco a poco, en una alternativa de ocio, y de trabajo, para cada vez más personas. Sin necesidad de costosas inversiones y de desplazarnos a grandes distancias, podemos pasar una fantástica tarde con unos amigos. Este era el objetivo de un nuevo Paseo Ornitológico del proyecto TRINO.  
Aspecto de la esfera vegetal...aun no vegetal del todo
En esta ocasión, organizado por el GAL Nordeste de Salamanca, cerca de 20 valientes nos juntamos en la esfera vegetal del Parque Ecológico de Huerta para iniciar el Paseo. 
Al inicio de la ruta, atendiendo a la explicación de Guillermo...que parece dormido pero estaba muy despierto
 La abundancia de aves y su sencilla observación, convierten a las riberas del río Tormes, a su paso por la localidad de Huerta, en uno de los mejores lugares de la provincia de Salamanca, para practicar esta saludable y respetuosa afición.
Espectacular aspecto de la ribera del Tormes a su paso por huerta
 Su bosque de ribera y sus islas impenetrables, ofrecen cobijo a numerosas aves a lo largo de todo el año. En esta tarde ventosa de sábado pudimos disfrutar con la comunidad de aves que encuentran, en este pequeño paraíso, su hogar para reproducirse, y con aquellas que han hecho una breve parada para coger fuerzas, antes de reemprender sus larguísimos viajes, entre sus zonas de invernada más al sur del Sáhara, y los bosques y lagunas del norte de Europa, donde sacan adelante a sus pollos y perpetúan su especie.
Algunos pollos de ánade real. La madre estaba oculta a escasos metros

Muchos fueron los pájaros que nos encontramos en el camino: Habitantes de las marañas más impenetrables como los carriceros comunes y tordales, currucas capirotadas y mosquiteras, ruiseñores comunes y bastardos, petirrojos, herrerillos, carboneros, mitos, verderones, pinzones, verdecillos y algún colorido jilguero; el vuelo fugaz y altísimo del milano negro y el chapoteo continuo de los ánades reales y las pollas de agua. 
Carbonero escondido entre la maraña del bosque de ribera

Curruca capirotada hembra. Con el fuerte viento, no era un día para fotos...
Pinzones bebiendo en un charco

Y dándose un baño


Lo imprevisible de la primavera castellana, no consiguió aguar nuestra ruta. Los oscuros nubarrones pasaron de largo, pero nos dejaron más viento del esperado. Una vez más, el bosque de ribera demostró su papel como protector de nuestros ríos y de nuestros pájaros, y en esta ocasión, de nuestro grupo de pajareros. Al resguardo de fresnos y sauces, hicimos una espera para tratar de escuchar las llamadas de las aves de la noche. 
Al anochecer, caminamos al resguardo para escuchar a la Madre Naturaleza...
Esperando una noche más silenciosa, búhos, autillos y martinetes permanecieron callados. Aves más modestas como el petirrojo y el ruiseñor, endulzaron la espera. El puro placer de escuchar el viento entre los árboles y el correr del agua, fue más que suficiente para hacernos disfrutar de un momento mágico. Y como todo no pueden ser pájaros, un colacao caliente en el albergue la Rivera fue el mejor remate para este paseo entre amigos, pájaros y el río Tormes
Las flores ya llegaron...la primavera está esplendorosa
 Recordaros que los paseos siguen, y el siguiente es este domingo 27 de mayo en el impresionante entorno de Candelario. Las inscripciones en ADRISS. Recordaros además que es un Paseo Ornitológico (no una ruta de senderismo) y que es gratuito.

Os esperamos.

Gracias por entrar y comentar.

lunes, 21 de mayo de 2012

Turismo Ornitológico en Salamanca. Fuenteroble de Salvatierra




La espectacular iglesia gótica del siglo XV de Fuenteroble de Salvatierra, fue el punto de origen de esta fantástica jornada ornitológica. Por fin llegó el calor, pero llegó con demasiada fuerza, y ya desde las 9 y media de la mañana, avanzábamos de sombra en sombra para las diferentes paradas.
Gorrión macho, sorprende como gusta a la gente que no se ha fijado nunca en ellos
Estornino negro, cantando y haciendo imitaciones
Las dueñas del tejado de la iglesia...¡Que pocos pollos este año!
Tardamos casi hora y media en salir del pueblo, pues las observaciones interesantes fueron abundantes desde el inicio.
Atentos a todo lo que se movía...
 Gorriones, estorninos, cigüeñas y grajillas en la iglesia, zarceros, tarabillas y ruiseñores en los huertos que bordean el pueblo…
Las tarabillas, siempre presentes

Sorprendente posadero para este macho de collalba gris

El ruiseñor, como siempre oculto en la espesura

El camino continuaba por pastizales para después adentrarnos en zonas de robledal de la Sierra de Tonda. Docenas de buitres leonados y varios negros nos  acompañaron gran parte del recorrido. 
Una muestra de la curiosa arquitectura popular de discutible gusto, aun común en muchos de nuestros pueblos
 Un sorprendentemente alto número de mosquiteros papialbos nos esperaban ya desde las lindes del robledal, y los vimos a placer como cogían material para los nidos. Rabilargos y arrendajos se escuchaban, así como currucas zarceras, capirotadas y mosquiteras, alguna de las cuales vimos muy bien.
No todo lo que vimos eran aves. Lagartija ibérica

En una zona de zarzales,  disfrutamos de un alcaudón común, cazando un escarabajo, clavándolo en la zarza y luego comiéndoselo…toda una clase de comportamiento animal en primera fila.
Después de la comida

A medias de la tarea

Los abejarucos y las oropéndolas, esas africanas aves de colores maravillosos, despidieron la ruta cuando ya el calor apretaba de verdad.
Abejarucos que se posaron en un espino
Al final unas cervezas y unos refrescos en el bar, para comentar los mejores momentos de la ruta, y quedar para las siguientes.
Parte del grupo a cobijo del calor
El 27 de mayo, a las 10 de la mañana, nos toca Candelario, una ruta por el bosque caducifolio de la Sierra de Bejar, un marco excepcional para una nueva jornada de pajareo.

Recordad que son Paseos Ornitológicos guiados gratuitos. La inscripción esta vez es en ADRISS.
OS ESPERAMOS