Descubriendo los tesoros que tenemos en nuestros propios pueblos.
Poca gente se imagina todo lo
que puede ofrecer un paseo por el entorno más inmediato de cualquiera de
nuestros pueblos. Sin tener que coger el coche para visitar lejanos espacios
naturales, las dehesas y campos de labor que tenemos a un paso de casa,
permiten disfrutar de una divertida mañana entre los pájaros y la naturaleza
que tantas veces pasa desapercibida.
Con la ayuda de unos prismáticos, un poco
de paciencia y el consejo de guías ornitológicos y de naturaleza, cualquier
paseo puede convertirse en un motivo más para una visita a pequeñas localidades
que quedan lejos de las rutas turísticas tradicionales. En esta ocasión,
tuvimos la suerte de compartir una mañana en plena naturaleza en Monterrubio de
la Sierra, con los amigos de la Asociación Cultural Virgen de Sacedón. Con la
magnífica vista sobre las sierras del sur de Salamanca, nuestro paseo por el
encinar vivo del Campo Charro, nos permitió descubrir a muchos de sus
habitantes salvajes. La silueta poderosa de los inmensos buitres leonados y
negros arremolinándose en coronas que se elevaban varios kilómetros en cielo
azulísimo; Los vuelos y picados señoriales de una familia de águilas calzadas
sobre su territorio;
El ir y venir inquieto de alcaudones, abubillas,
papamoscas, mosquiteros y de otros muchos pequeños y coloridos pajarillos del
monte mediterráneos; El sorprendente vuelo del compacto cárabo a plena luz del
día;
El nido altísimo del milano negro en la fresca alameda; El vuelo decidido
del aguilucho cenizo en pleno viaje migratorio hacia la lejana tierra prometida
de África;
El fascinante cráter-trampa de la misteriosa e infalible hormiga
león, cubierto de los restos de las desdichadas presas caídas sobre sus afiladas
tenazas; araña tigre, araña lobulada, incluso un par de esquivos eslizones…
Muchas
gracias por todo, amigos.
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