El zorro es un formidable e insospechado aliado del bosque (Foto: Carlos Romo) |
La labor benefactora de los depredadores
naturales, en la salud de nuestros paisajes, es una certeza científica que no
admite controversias. Por muchos es sabido que los roedores son los principales
consumidores de los frutos del bosque. De insaciable apetito, pueden devorar la
totalidad de los frutos que deberían ser las nuevas generaciones de la
vegetación que los sostiene. Su esforzada costumbre de acumular comida en
nutridas despensas, no sólo se debe a la imperiosa necesidad de reservar
alimento para los largos meses de invierno. La presión que ejercen zorros,
garduñas o comadrejas, todos profundamente odiados y acosados por los cazadores
humanos, los obliga a comer a escondidas, permitiendo que los frutos puedan
escapar de la vista de otros depredadores y, lo que es indispensable para su
germinación, permanecer ocultos, justo lo que requieren para arraigar y dar
lugar a futuros y magníficos árboles y arbustos o a modestas gramíneas. De no
ser por la presión predadora de los pequeños y grandes carnívoros, los roedores
y otros granívoros de mayor porte (jabalíes, ciervos y vacas), literalmente,
arrasarían con la esperanza de nuevos bosques. Eliminando al zorro y a todos
los animales que cumplen la labor de ser los garantes de la “estabilidad” de
nuestros paisajes, rompemos el frágil equilibrio entre productores y consumidores,
repercutiendo de forma insospechada en aspectos que ni nos imaginábamos que
pudieran estar relacionados. Así de sencillo: Tener menos zorros supone tener
más roedores y menos árboles. ¿Entonces deberíamos exterminar a los roedores
para tener más bosques y más sanos?. Peor aún. Sin su laboriosa trasiego de
semillas (a veces a varias decenas de metros), alejándolos de los árboles y
arbustos productores, la presión que estas nuevas generaciones ejercerían sobre
sus “padres”, supondría tal competencia por el espacio, la luz y el alimento,
que el bosque no sería otra cosa que una maraña de ejemplares de escaso porte y
frágil salud, expuestos al fuego y privados de la vitalidad y los muchos
recursos que un bosque equilibrado, con sus árboles, arbustos, pastizales y
calveros, ofrece a todos los animales de muchos kilómetros a la redonda.
De ésta y de otras muchas sabias historias
que nos cuenta la Madre Tierra, podremos hablar con calma en nuestro próximo
curso de guía ornitológico.
Os esperamos.
Más información e inscripción en:
Iberia-Bird 635158497 y 639121532
Centro
de FPE Lorenzo Milani.
Aldehuela de los Guzmanes, s/n.
37193 Cabrerizos (Salamanca)
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