Como
esperábamos, nuestra ruta de turismo ornitológico en Ledesma no ha
decepcionado. La combinación de aves urbanas, ribereñas y forestales,
con un entorno histórico y natural de la belleza de esta histórica
localidad, ha sido una verdadera gozada ornitológica.
Iglesia de Ledesma. Punto de interés ornitológico |
Sin
haber salido de su casco urbano, tuvimos las primeras observaciones de
interés.
Revoloteando sobre los tejados fueron apareciendo los inquietos
cernícalos primillas con sus vuelos, chillidos y cópulas. Grajillas,
vencejos, golondrinas comunes y hasta una pareja de colirrojos tizones
en su ir y venir de su nido, fueron otras de las aves que han sabido
adaptarse a nuestra presencia.
La mañana empezó muy bien sin movernos de la plaza de la iglesia |
A
poco más de 100 metros del corazón de la ciudad, se encuentra un paseo
que se asoma al río Tormes y permite dominar una amplia panorámica de su
curso zigzagueante perdiéndose entre dehesas.
Comenzando el Paseo |
Simplemente, con haber
dedicado la mañana a pasear a lo largo de su mirador, habría sido
suficiente para irnos satisfechos con todos las observaciones que allí
hicimos.
Vista desde "Los cuestos" |
Los “cuestos” que unen el mirador con el río, están cubiertos
de una densa vegetación de almendros, nogales, fresnos, saúcos y álamos
negros por donde cantaban y se alimentaban pájaros de todos los colores y
formas.
En los cuestos, atento a lo que saltara |
Pardillos y jilgueros cantando confiados desde las copas;
ruiseñores comunes y currucas capirotadas escondidos en el corazón de la
maleza;
las golondrinas comunes y sus primas las dauricas, muy abundantes |
colirrojos tizones y gorriones comunes asomados por entre las
grietas de la muralla o subidos a
un tejado; vuelos acrobáticos de golondrinas dauricas y de aviones
comunes en busca de los insectos que despertaba el sol.
Alguno de los habitantes de "Los Cuestos" |
Y más detrás |
El dorado vuelo
de las oropéndolas; los corros de escandalosos vencejos; las pasadas
rasantes de los milanos negros y reales en busca de algún pajarillo
despistado por el frenesí de la primavera; el vuelo altísimo de buitres
leonados y negros; el destello azul del roquero solitario; el arco iris
del abejaruco; una grajilla arrancado pedazos de plástico de una bolsa
con los que forrar su nido;
la colonia de gorriones chillones del puente
viejo; el cruce fugaz de una lejana nutria y hasta la pesca de un
solitario martinete que parecía querer comer algo antes de pasar el día
escondido entre las ramas de un viejo álamo.
Martinete pescando a la sombra de un álamo |
Siguiendo
el curso del río, nos acercamos a la Aldehuela de Ledesma para seguir
viendo algunas de las aves acuáticas que por allí se encuentran. Subidos
a las rocas que asomaban sobre el agua, algunos machos de ánades reales
sesteaban tranquilos al sol. En las pesqueras que represan el río, las
garzas reales esperaban pacientes el paso de los peces. Poco más abajo,
cuando el curso del Tormes queda embalsado por otra de las muchas
represas naturales que crea con su labor de erosión y sedimentación, se
extiende una amplia superficie de aguas tranquilas que sirve de
escenario para los bailes de la pareja de somormujos lavancos de la
zona.
Azulones y somormujos |
Salvado este dique natural, el río ha creado una serie de islas y
canales que el bosque de ribera ha cubierto como una manta verde. La
tranquilidad de este rincón ha permitido que
milanos, águilas calzadas y cigüeñas ubiquen sus nidos. Con la
primavera tan avanzada, ya asoman, por los bordes de estas inmensas
moles, pequeños pollos blancos que comienzan a ejercitar las alas que
les llevarán, al final del verano, a emprender un peligroso viaje que
atravesará el mar y el desierto hasta más al sur del Sahara.
Uno de los pocos nidos con pollos...este año no ha sido muy bueno para la cigueña |
Subidos
a las ramas más altas de los tupidos espadañales que ciegan los canales
de este laberinto de islas, se enseñorean los carriceros tordales. Con
su canto atronador, defienden pequeñas parcelas de territorio que bullen
de insectos. A sus pies, los más pequeños carriceros comunes, se pelean
y persiguen en el corazón de la maraña.
Un año más y con muchos miles
de kilómetros en sus alas, volverán a construir sus nidos en forma de
cesta. Con maestría entrelazarán varias eneas para sacar adelante a sus
copiosas polladas. Las nubes de insectos que pululan sobre la corriente y
entre las aguas retenidas por la ribera, serán la base de su
alimentación y de otros muchos pequeños pájaros. Ruiseñores bastardos y
zarzeros entre las tupidas orillas y golondrinas comunes y daúricas y
aviones comunes y zapadores
en vuelo rasante sobre la corriente, pasan la primavera y verano
alimentándose de este maná.
¿Donde está? |
En posición acrobática |
Uno
de los muchos árboles de estas orillas fue elegido por una pareja de
picos picapinos para construir su nido. A placer pudimos ver sus vuelos
entre una orilla y otra y los turnos que macho y hembra realizaban para
tallar en la blanda madera. Las labores de construcción de su refugio
sirvieron de despedida para este fantástico paseo.
No a todo el mundo le gustan los pájaros en su casa... |
En la Muralla nos descubrieron que los canteros en su día, pensaban en otro tipo de "pájaros"... |
ya se van acabando las oportunidades para acompañarnos en estos paseos ornitológicos.
El próximo fin de semana, ración doble. El sábado, a las 20:00 en Pereña de la Ribera, perfecto para acabar el día en la zona.
Inscripción gratuita y reservas en ADEZOS.
El domingo, a las 9:00 en San Pedro de Rozados, un tramo de la Vía de la Plata. información e inscripciones en ADRECAG.
¡¡¡Os Esperamos!!!
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