jueves, 6 de septiembre de 2012

¿Cuáles son esos pajarillos que se ven por todas partes?.




La migración ya está aquí para llenar nuestros campos y jardines de multitud de pequeños y heroicos pajarillos. De todo ellos, el más abundante y el que parece colgar de cada rama de cada árbol o arbusto es este pequeño pajarillo de color ratón que mueve con gracia sus alitas cuando está posado. A primera vista tiene un tamaño algo menor que el de un gorrión. Su cuerpecillo de pecho blancuzco y espalda pardusca, tiene un aspecto mucho más ligero y, en el ala, luce panel de plumas blancas que se agitan con las sacudidas continuas de las alas.

El panel alar de "dedos blancos" y el sacudir continuo de las alas le hacen inconfundible (Foto: Miguel Rouco)

Su comportamiento parece ser siempre el mismo: se posa en una rama y, desde ese punto, lanza pequeños y acrobáticos vuelos para atrapar invisibles insectos y, al final, volver a posarse en la misma rama. Como si se tratará de un minúsculo azor, el Papamoscas cerrojillo, como así se llama nuestro protagonista, parece dominar desde su percha, el movimiento de sus presas y la llegada por sorpresa de cualquiera de sus muchos “enemigos”.
Con el final de la época de cría, miles y miles de papamoscas (su nombre lo dice todo) llenan de acrobacias los agostados campos del mediterráneo. Sin esperar nada a cambio, capturan a los minúsculos insectos que tanto molestan al hombre de ciudad. Con estas modestas presas, el papamoscas y otros muchos millones de aves recargarán energía antes de seguir su rumbo al sur.

Este es el reluciente y maravilloso plumaje de celo (Foto: Miguel Rouco)

Algo mayor y de colores grisáceos, el Papamoscas gris, también se puede ver por doquier entre mediados de agosto y primeros de octubre. Al contrario que el cerrojillo, su pecho presenta un claro rayado y, sus alas, carecen del distintivo panel pálido que tanto llama la atención del observador.

El Papamoscas gris siempre luce el mismo vestido (Foto: Miguel Rouco).
También él, tiene un movimiento espasmódico del ala y acecha a sus presas desde posaderos destacados. Más escaso y tímido, rara vez se le puede ver acompañado de otros congéneres. La llegada de las primeras borrascas del otoño los llevará a reemprender el vuelo hasta las sabanas subsaharianas donde pasarán el cálido invierno africano, esperando el regreso de la lejanísima primavera europea. ¡Os esperamos!.

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