miércoles, 2 de noviembre de 2011

Controlando perdiceras

Ayer martes, dedicamos el día a controlar las águilas perdiceras que aun resisten en los cañones de Arribes del Duero, como parte de nuestro trabajo. A lo largo del día pudimos disfrutar de varias parejas, que aun aguantan pese a la dramática tendencia de la especie en Castilla y León. Salamanca cuenta aun con 7 parejas estables, y una parte de ellas las compartimos con Portugal.
Bando de vencejos reales
La primera sorpresa del día, la tuvimos en el Duero, cuando recorriendo, por puro placer, parte del camino que va desde el Mirador de la Code al poblado del Salto de Aldeadávila (absolutamente recomendable en estas fechas) pudimos disfrutar de un bando de 95 vencejos reales...¡El 1 de noviembre!!. Los descubrimos por el reclamo característico (escuchar aqui) que tantas primaveras hemos escuchado en Arribes, cuando como parte de nuestro trabajo localizamos los territorios de cría de especies como Águilas perdiceras, Águilas reales, alimoches, buitres leonados, halcones peregrinos... en fin, todas las especies de rapaces rupícolas que pueblan este fantástico parque. Otro pequeño bando de unos 30 vencejos reales, apareció y desapareció, esta vez volando mucho más bajo y disfrutando de ellos a placer.
Buitres secandose al sol

Grupos de buitres diseminados por las rocas
Cuando levantó la escasa niebla,  y comenzaron los rayos del sol a templar el ambiente, el paisaje se transformó por completo, y los reyes del Parque, los buitres leonados, comenzaron con su danza todos al unísono.
Parte de una corona con más de 200 indivuduos
uno, veinte, cincuenta, cien, doscientos...hasta 400 al mismo tiempo, en varias coronas, aprovechaban los rayos del sol para elevarse sin un solo aleteo. Un auténtico espectáculo para el observador, todo con la banda sonora de las totovías, cogujadas montesinas, currucas rabilargas, currucas cabecinegras, petirrojos, mirlos y acentores, que pueblan la zona durante los inviernos entre otras muchas especies. y entre los buitres leonados, dos buitres negros, enormes, majestuosos, dominando una de las coronas que según el viento estaba en España, y al momento en Portugal, como queriéndonos decir que la manía de las fronteras es algo artificial y creado por el hombre, en muchas ocasiones, de manera estúpida.
Capricho de granito
Tuvimos la visita, claro está, de algunos cazadores que se acercaron a ver de quien era ese coche que no conocían, pensando que podríamos ser, quizás, aprovechados con intención de robarles su caza.
Otoñada en Arribes
El otoño está en Arribes de manera plena, y espectacular, los robles, quejigos y cornicabras, pasan del verde brillante al rojo, con unos matices intermedios de todos los amarillos posibles. Bandos de pardillos, jilgueros, verderones, pinzones o picogordos se resguardan en esta zona del frío invierno.
Continuando nuestro viaje, ya en el lítite con Zamora, y sobre las laderas de Fermoselle, localizamos otro bando de vencejos reales ¿quizas parte del que vimos a la mañana? no lo podemos saber, pero esta vez solo eran 25, cazando, que al poco se dirigieron por el Duero hacia el sur, entre España y Portugal sin tener claro a que zona de las dos ayudar eliminando los millones de insectos que desaparecen gracias a ellos todos los años. Y cuando estábamos contemplando un águila real, allí majestuosa en lo alto, apareció sobre fermoselle un buitre negro con varios leonados, compartiendo la térmica, ya poco potente, y ayudada por los aleteos de estas enormes aves.
Río Uces, aún estancado, a la entrada de las Cahoneras
Rabilargos, cogujadas comunes y montesinas, perdices, zorzales comunes, cernícalos vulgares, milanos reales, bisbitas pratenses, escribanos montesinos, cormoranes, palomas torcaces, roqueros solitarios, alcaudón real, aviones roqueros, colirrojos tizones, gaviotas sombrías y reidoras, fueron algunas de las especies que pudimos ver en nuestro periplo por las Arribes de Salamanca.
Cormoranes volando sobre dormidero de milanos reales
Ya de vuelta a casa, en el río Tormes, localizamos algunos de los dormideros de cormoranes, con cerca de 200 aves en los alrededores...y de postre, de nuevo pudimos disfrutar de un bandito de las escasas y solemnes avutardas del Campo Charro, que aguantan al suroeste de la capital.
En esta zona resisten algunas de las últimas avutardas del Campo Charro

Y como remate final, un esmerejón persiguiendo a toda velocidad...a otro esmerejón. ¿para charlar un poco? A saber.



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