viernes, 7 de octubre de 2011

Pajareando por el sur de Valladolid



Salir a pajarear al campo no es siempre una experiencia gratificante y llena de momentos inolvidables. En la última de las visitas de verano del Proyecto GANGA, (Proyecto elaborado por SEO/BirdLife) a finales de septiembre, hemos podido comprobar la penosa situación de muchas de nuestras aves. Después de muchas horas de paseo campo a través y de muchos kilómetros de coche por caminos del sur de Valladolid, nos hemos ido a casa con la certeza de que la mayor parte de las aves asociadas a medios agrícolas  están desapareciendo a pasos agigantados.
Aspecto de muchos de nuestros campos, sin refugio ni alimento

6 horas de campo y apenas 50 calandrias, una alondra, un puñado de cogujadas comunes y el paso, más modesto que el de días atrás, de collalbas grises o mosquiteros. 
Una de las escasas collalbas grises, ya finalizando el  paso
La falta de lluvias y el calor inusual para estas fechas, está acentuando los problemas ya conocidos de nuestro campo.
Desde que la cosecha fue recogida a finales de julio, el campo ha dejado de ofrecer el refugio y el alimento que las especies necesitan para sobrevivir. La intensificación de la agricultura ha llevado a la desaparición de las lindes que antaño separaban los campos de cultivo, ofreciendo refugio para las polladas de las perdices y para los nidos de las tórtolas. Las riberas que con sus orlas de zarzas proporcionaban alimento y cobertura vegetal en pleno verano, han sido canalizadas y despojadas de su vegetación con la excusa de no servir de refugio a topillos y otros animales dañinos y para facilitar la circulación de unos arroyos, que ya hace muchos años, no presentan agua de forma regular debido a la sobreexplotación de las aguas subterráneas; Los lavajos y charcas que hervían  de vida en la primavera, se han secado al hundirse el nivel freático sobre el que se sostenían, debido a la proliferación de cultivos de regadío, que en pleno desierto castellano, extraen de los acuíferos millones de litros de agua cada año; 
Aspecto de los oasis actuales de nuestros campos. Charcos provocados por regadíos
La utilización abusiva de herbicidas, pesticidas, funguicidas, insecticidas y abonos químicos han contaminado gravemente el suelo y el agua de muchos campos, matando a muchas especies o privándolas de su alimento; El uso de venenos para el supuesto control de depredadores y una presión cinegética no acorde con la situación actual de todas las especies de caza, no hacen más que agravar una situación que parece irreversible.

Aspecto de barbechos, últimos refugios de alondras, calandrias o cogujadas. Este en concreto sufría una intensidad muy elevada de pastoreo


 Otro factor de riesgo, conocido desde hace tiempo pero que continúa provocando bajas en nuestra fauna, es la colisión con tendidos electricos. En este caso, la primera avutarda que localizamos en el día, yacía con sus restos desperdigados bajo un tendido eléctrico.


Restos del ala de una avutarda





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