Mejor público, IMPOSIBLE

La educación ambiental resulta en la mayoría de las ocasiones una experiencia muy gratificante. Poder transmitir a chicos jóvenes tu pasión por las aves y ver como ellos disfrutan, es una sensación que no tiene precio. También es cierto, que en alguna ocasión, a lo largo de las casi 30 charlas y anillamientos de aves del proyecto TRINO, hemos estado casi apunto de salir corriendo ante más de un chaval que está camino de formar parte de la lista de los más buscados del FBI. De todo tiene que haber.

Antes de cualquier actividad siempre piensas cuál va a ser la actitud del grupo con el que vas a trabajar y, por mucho que nos tratáramos de convencer, de la labor imprescindible de la educación ambiental para tratar de llevar a los jóvenes por el “buen camino”, en no pocas ocasiones, nos hemos sentido verdaderamente hundidos ante lo que nos encontrábamos.  Escuchando a algunos chicos y chicas de 11, 12 ó 13 años, entendemos por qué ocurren cierto tipo de cosas.

Sin embargo, en algunas afortunadas ocasiones, estas actividades han rebasado lo estrictamente profesional para convertirse en una experiencia personal profundamente gratificante. Esto es lo que tuvimos la suerte de vivir con nuestros buenos amigos de ASPAR “La Besana”. Sus ganas de aprender y disfrutar, su curiosidad ilimitada, su don para fascinarse ante cualquier pequeña sorpresa, la oportunidad de compartir con ellos la emoción de ver qué nuevo pájaro nos íbamos a encontrar en nuestras redes, han hecho de esta actividad de educación ambiental del Proyecto TRINO, un recuerdo imborrable para nosotros. 

El grupo al completo

Aunque la mañana se presentó algo fría y ventosa, los pajarillos fueron apareciendo.

Este precioso verdecillo fue una de las muchas aves que pudimos comtemplar

El colirrojo tizón fue otra de las sorpresas del día

Y... ¡a volar!.

  

Imposible estar en mejores manos

 

La ya legendaria Mano del Pájaro de Victor.

¡¡¡MUCHAS GRACIAS, AMIGOS!!!