viernes, 6 de julio de 2012

Una primavera pésima para las cigüeñas de la capital.

Este año ha sido el peor de todos los que yo he conocido para las cigüeñas de la ciudad. Después del invierno más seco en 70 años, llego el mes de abril más lluvioso de los últimos 40 años. Si las nulas lluvias del otoño-invierno, desanimaron a muchas de ellas ha intentar la reproducción, la lluvia copiosísima de abril remató la temporada, y echo a perder las pocas nidadas que, quizá, hubieran salido. De las 47 parejas que este año han aparecido por la ciudad, solo unas 35 han intentado hacer un nido, defenderlo y probar suerte con la reproducción. Pues bien. El fruto de todo este esfuerzo ha sido la irrisoria cifra de ¡¡¡4 pollos!!!. Para comprobar si la situación de las cigüeñas de la capital era parecida a la de otras poblaciones de la provincia, he censado algunas de las parejas cercanas a la capital, con el resultado de 13 pollos en 21 nidos conocidos. La diferencia es clara y no puede deberse sólo a cuestiones climáticas.
Imagen invernal *

Por lo observado desde hace muchos años, las cigüeñas capitalinas dependen, prácticamente en su totalidad, de la comida encontrada en el vertedero. El cierre del vertedero de Villamayor, hace unos 5 años, y su traslado a Gomecello, ha obligado a las cigüeñas ha buscar su sustento mucho más lejos, con el consiguiente aumento del gasto de energía, para poder seguir llevando la misma cantidad de alimento (el estómago sigue siendo igual de grande). Esta pérdida de eficiencia energética ha provocado un declive de la colonia capitalina, con una disminución progresiva del número de parejas y de su productividad. Paralelamente, el número de parejas asentadas en las cercanías del vertedero se ha disparado, con el, también, consiguiente cabreo de los párrocos de las iglesias de la zona. Las cigüeñas, como el ser humano y el resto de los animales, no son tontas y siempre viven cerca de sus fuentes de alimento. Al final, Mahoma siempre va a la montaña.
Nido concurrido *

En fin. Si a la falta de comida cercana, se suma un invierno seco como un cuerno, y un mes de abril, en el que se abrieron los cielos, todo explica la lamentable situación de la cigüeña de la capital. Esperemos que el año que viene el clima sea más normalito, y se vuelva a ver el espectáculo maravilloso de los vuelos y crotoreos de nuestra vecina por los cielos de piedra de Salamanca.
*http://www.avesibericas.es/

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